El coronavirus ha llegado a paralizar casi al 100% nuestra cotidianidad: la población está confinada en casa y muchos sectores han tenido que cesar totalmente su actividad. Sólo aquellas actividades consideradas esenciales siguen en marcha y las del sector del agua y el saneamiento son dos de ellas. 

Los profesionales de las empresas pertenecientes a este ámbito siguen trabajando para que de los grifos no deje de correr agua de calidad y el ciclo de depuración de aguas residuales no se trunque. A pesar del parón en muchas industrias, el abastecimiento sigue siendo eficaz. Algo vital, sobre todo, para que la salud de los habitantes no se vea afectada por mal estado o contaminación del agua. 

Depuradoras, plantas potabilizadoras, desaladoras, redes de abastecimiento y alcantarillado. Igual que en los hospitales, en la mayoría de estos espacios se han estado aplicado medidas de seguridad extraordinaria para asegurar que la plantilla pueda seguir operando con normalidad y a total rendimiento. Una mínima alteración podría conllevar consecuencias de dimensiones catastróficas. 
 

El análisis de las Aguas Residuales puede alertar de presencia de COVID-19

El sector del Tratamiento de las Aguas Residuales no sólo está en el foco en esta crisis del COVID-19 por su papel esencial habitual, sea cual sea la situación, también por otro rol que puede ofrecer: el de detectar y predecir la propagación del virus

Según el trabajo de investigación publicado en la revista Environmental Science & Techbology, liderado por el profesor de tecnología de sensores en el Instituto de Ciencias del Agua de la Universidad de Cranfield, el Dr. Zhugen Yang, existe un sistema capaz de detectar biomarcadores en las heces y la orina de los portadores de enfermedades que ingresan al sistema de alcantarillado. “En el caso de infecciones asintomáticas en la comunidad o cuando las personas no están seguras de si están infectadas o no, la detección de aguas residuales de la comunidad en tiempo real a través de dispositivos analíticos de papel podría determinar si hay portadores de COVID-19 en un área para permitir la detección rápida, la cuarentena y la prevención”, afirma el Dr. Yang en dicho estudio. 

Pero ¿cómo se consigue esta detección? A través de unos kits de prueba rápida que utilizan dispositivos basados en papel y que podrían usarse en plantas de tratamiento de aguas residuales. En ellas, se rastrearían fuentes y se podría determinar si hay posibles portadores de COVID-19 en áreas locales. De hecho, este sistema ya se ha venido usando para rastrear de forma efectiva drogas ilícitas y obtener información sobre salud, enfermedades y patógenos. El Dr. Yang ha desarrollado un dispositivo similar al que se usaba para este fin en papel y lo ha testeado con éxito en pruebas de diagnóstico veterinario rápido en India y de malaria en sangre en Uganda.


El dispositivo de papel se dobla y se despliega en pasos para filtrar los ácidos nucleicos de los patógenos de las muestras de aguas residuales. Tras ello, una reacción bioquímica con reactivos precargados detecta si está presente el ácido nucleico infección por SARS-CoV-2. Un círculo verde indica positivo y un círculo azul, negativo: simple y veloz.
Contar con este sistema permitiría potenciar la capacidad de reacción e intervención para restringir los movimientos de esa población local en la que se detectara presencia del virus, de modo que se podría minimizar la propagación del patógeno y evitar que se convirtiera en una seria amenaza para la salud pública.

Con todo, la crisis del COVID-19 ha recalcado, entre muchas cosas, la importante necesidad de contar con una buena red distribución y saneamiento del agua. Tanto para abastecer, como para prevenir. 
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